SOLEDAD SEVILLA en solitario.
El próximo 10 de marzo acaba la exposición de Soledad Sevilla Portillo (Valencia,1944) en el Museo Nacional Centro de Arte Reina Sofía de Madrid, la primera gran retrospectiva de la artista, que es todo un repertorio de geometrías. Se muestran formatos diversos, desde dibujos a pinturas e instalaciones, que hacen pública una obra que va desde los primeros pasos de la artista, en el Centro de Cálculo de la Universidad de Madrid, hasta la actualidad.
La abstracción geométrica fue una corriente a la que se adscribieron artistas como Eusebio Sempere, José María Yturralde o Elena Asins entre 1960 y 1980, y trataba de ser una alternativa a la Nueva Figuración que por entonces se estaba haciendo popular. A Soledad Sevilla no siempre le gustó la construcción de formas partiendo de módulos geométricos obtenidos de ordenadores, sino que investigaba cómo conseguir por sí misma la máxima pureza del color y la línea combinando ambos elementos. Después de una estancia en Boston gracias a una beca en 1980-82 empezó a hacer una pintura cada vez más expandida, cada vez más subjetiva y cargada de emoción. En los años siguientes pintó las series “Meninas” (1981-83) y “Alhambras” (1984-87). Cada una de estas referencias histórico-artísticas tiene un valor estético reconocido, son obras universalmente conocidas en su lenguaje plástico y en su contexto cultural, de modo que lo que hace S. Sevilla es relacionar su experiencia vital con la historia. No se puede desligar de las deudas culturales ni de las preguntas planteadas por la historia del arte, la arquitectura nazarí, ni el arte barroco.
Podríamos remontarnos más atrás, pero para centrarnos en el siglo XX diremos que el padre de la geometría pictórica es Piet Mondrian, fallecido en 1944, a donde vuelven los ojos de Soledad Sevilla desde sus orígenes, en concreto a la austeridad de las formas geométricas. También su obra en ocasiones se sale del marco, como si los límites físicos del soporte fueran un estorbo para echar a volar, tal y como hacen sus mariposas en la instalación “El tiempo vuela” (1998). La pintura de esta artista se va expandiendo y contrayendo en una expansión vagamente definida por la difusión de planos y el papel del juego de luces. La estrategia se basa en la repetición y la variación de un mismo módulo porque si algo funciona, merece la pena explotarlo y reiterarlo. Las series que explican las Meninas y la Alhambra permiten variaciones de un tema y comprobar cómo cambian algunos matices dentro del juego de fluidez, infinito, retícula y universo. La Alhambra es un edificio palaciego impregnado, a su vez, de decoración geométrica, floral y epigráfica. La decoración en estuco reiterada hasta el infinito dota al edificio de un significado singular. En su aislamiento, Sevilla ha captado el laberinto de sus estancias y de su estructura. Los diseños geométricos eran el marco tipo para otros diseños en mosaicos o ventanas, pero siempre siguen un patrón basado en la intersección de líneas rectas, planos o combinaciones de ambos. Todos estos diseños están subordinados a principios abstractos y Sevilla supo verlo en la arquitectura. En sus variaciones sobre la Alhambra se aprecian la luz y la oscuridad de los vanos. La geometría es la expresión de algo que no es la forma en sí, es otra cosa; su impacto ha conducido a la artista a realizar composiciones complejas, en cuadros a pares que se relacionan entre sí, que quieren ser infinitos, para desarrollar el esquema de la sala de columnas que ella tenía en la cabeza. Para dar continuidad al prototipo espacial de las Meninas, Sevilla reitera el esquema del salón del Alcázar donde posaba la infanta Margarita Teresa, quien no aparece en estos cuadros porque los personajes históricos no son lo importante. Lo interesante es la representación del espacio, y da la sensación de que la artista mete dentro de él a quienes estamos observando desde fuera. Se reconoce la arquitectura en la repetición de tramas y el problema del espacio como lo fundamental. Las pinturas cuelgan en parejas, otra vez, para que puedan dialogar entre ellas y se aprecie el contraste entre la noche y el día.
En la exposición vemos cuadros de escala grande que se hacen envolventes, nos atrapan en su malla de formas y colores que no pueden definirse por separado. Sevilla introduce un orden con un diseño muy pensado; el patrón está basado en la intersección de líneas rectas y planos con repetición de cortes oblicuos. Todos estos diseños están subordinados a principios abstractos y dan forma a composiciones complejas. La simetría comienza alrededor de un eje que sirve de centro, a veces como si hiciera reflejos de espejo. Cuadros como retículas que desarrollan el esquema geométrico hasta cubrir el lienzo. Los motivos son dinámicos, crecientes, sin final lógico esperable, en crecimiento infinito. El diseño puede extenderse a voluntad en cualquier dirección. Profundidad por medio del color en módulos reiterados donde se superponen pentágonos, hexágonos, cuadrados… Un color junto a otro, una línea corta a otra, un plano intercepta a otro.
En los “Horizontes blancos” realizados entre 2022 y 2023 Sevilla explora una sinfonía orquestada sobre una superficie en blanco en la que ella escribe, dibuja y repasa, después, a mano alzada la red geométrica. Parecen paneles monocromos, pero es reticular. Ofrecen matices según quien lo mire. A pesar de que la obra está terminada pareciera que es endeble y algo frágil. La artista introduce arbitrariedad en el efecto de la forma dada, sin embargo, no es un panel movible, sino un resultado fijo que tiene potencial infinito de crecimiento y comparte la libertad de la creadora con el espectador. Es esa abstracción que no simboliza la realidad, sino que es una realidad en sí misma. Geometría como ejercicio teórico/práctico y como meditación intelectual. ¿Significa la comprensión del pensamiento matemático? Yo creo que invita a la perspectiva subjetiva de cada espectador, que está en la mente del observador. Para Soledad Sevilla la geometría tiene un infinito potencial de crecimiento y le otorga libertad como creadora. Es un ejercicio que tiene formas estudiadas, medidas, que aparecen como unidades acumuladas con las que consigue el conjunto.
La falta de orden en el mundo, la irrealidad, prueban la permanencia de la artista y su poder de reordenar el caos como si fuera un milagro. Esta actitud hacia el propio proceso de la creación artística nos lleva a deleitarnos con el arte, sencillamente porque el lenguaje de la geometría tiene el poder de abrir la mente.
En la década de 2000 aparece la serie “Insomnios”, obra pintada sobre muros vegetales con tonos rojos, grises, blancos y negros. La visión nocturna para verlo todo más claro en la nocturnidad es muy sutil. Son grandes paneles colocados en una cámara semioscura, para recorrer y mirar frontalmente. Sevilla siempre pinta el cuadro de tramas con vegetación a través de la cual mira su mundo. La pintura se expande gracias a la técnica de superponer capas de pintura que tienen en sí mismas profundidad y en conjunto aportan perspectiva. Hacia el infinito, hacia lo que no vemos. Sevilla busca lo intangible, captar lo que le rodea, el aire, el espacio de la memoria. O de la imaginación sin referencias históricas. Abstraer para simplificar lo observado (¿o lo intuido?) y llevarlo a un resultado evocativo; son cuadros que parecen retazos aislados con ritmo interno marcado tanto por el color como por la luz y su ausencia.
La obra de Soledad Sevilla pone a los espectadores frente a lo desconocido que pertenece solo a ella, y a lo que permite que nos asomemos. Nos da licencia para acceder a una pequeña parte de su visión, la que es lírica o la que contacta con la eternidad del arte. Su mérito es haber estado pintando todo el tiempo en soledad, consigo misma, sin formar parte de grupos ni escuelas. Quizá sea también su regalo. La abstracción geométrica elimina los elementos que puedan representar algo, suprime los temas. Para la artista el drama es el espacio vacío que ella recoloca y para comprenderlo reclama a espectadores conscientes. Puede pensarse que es una pintura árida, que el abstracto geométrico no es apto para todo el mundo, pero cuando consigues penetrar ya quedas atrapado en la cosmovisión en malla de la artista, tan peculiar, tan potente, tan personal.