FERIA INTERNACIONAL DEL LIBRO DE FRANKFURT.

Goethe en la campiña romana, J.H.W. Tischbein, 1787. Städelsches Museum, Frankfurt.

 

El premio concedido por la editorial Planeta se falla durante la velada nocturna del 15 de octubre en Barcelona. Discursos, autoridades, cena de gala. En ese mismo momento, en Frankfurt se estaban gestando los preparativos para inaugurar la mayor Feria Internacional del Libro, que iba a celebrarse entre los días 16 y 20 de octubre de 2024. Expositores, anaqueles, sistemas de traducción simultánea. A primera vista podría pensarse que se trata dos actos que deberían tener algo en común puesto que están ambos relacionados por los libros y la actividad editorial, pero la realidad es muy distinta. Son dos eventos dispares, más aún, son dos acontecimientos que se han dado la espalda ignorándose olímpicamente. En Barcelona se pone el foco tradicionalmente en un ganador y un finalista -este años ambas son mujeres- que saben de antemano que van a obtener beneficios astronómicos por la venta de sus libros. Venta garantizada porque la editorial Planeta se encarga de la promoción y distribución de sus novelas posicionándolas en el mercado de habla hispana. En Frankfurt, en cambio, los interesados en los libros y en la creación de contenido no van hasta la ciudad alemana a vender.

La Buchmesse de Frankfurt presenta a los asistentes otro concepto de feria sobre el que trataré de ahondar.

Como miembro de un modesto equipo de escritores autodenominado “Los Independientes”, he pasado por la experiencia alemana con curiosidad y placer, a partes iguales. Quizá sería conveniente explicar cómo he llegado hasta la Feria del Libro de Frankfurt. Los escritores pertenecientes al grupo “Los Independientes” nos hemos ido conociendo por medio de diferentes redes sociales. El fin último de todos nosotros es dar a conocer nuestros libros y aliarnos para llegar a la mayor difusión posible de nuestra obra. Como escritores novatos e ingenuos, pensábamos que después de un proceso creativo más o menos tortuoso lo difícil sería ver nuestros libros aceptados en alguna editorial que mostrase interés. Las editoriales que se ofrecen a los escritores desconocidos son las que proponen coediciones. Aquellas editoriales que afirman ser tradicionales, independientes y no cobrar al autor, en realidad dejan en manos de los escritores la aparición pública de las obras por medio de presentaciones de sus libros previo pago de un buen número de ejemplares. Ahí radica su negocio, porque cuantos más autores publican, más dinero ganan estas editoriales aunque no se vendan los libros; los escritores con ansia de reconocimiento ya desembolsan el precio de la edición. Llegar hasta aquí el trabajo es relativamente sencillo, pero una vez conseguida la publicación lo cierto es que acceder al posible lector y que se compren los libros, es harina de otro costal. Hay saturación de libros y autores publicados debida al las maniobras perversas de las empresas editoriales y hay, a la vez, escasez de lectores. Para hacer frente a la descarnada tarea de la promoción es para lo que “Los Independientes” nos hemos unido en grupo. Hasta la fecha, con poco éxito, si he de escribir con sinceridad.

Estábamos avisados por nuestras cariñosas editoriales de que la Feria de Frankfurt no es el lugar idóneo para vender.  De manera que yo, en particular, ya sabía que la experiencia de Frankfurt sería otra. Y no me ha defraudado.

Con meses de anticipación contactamos con un equipo de soporte técnico y organización, Frankfurt Connect, al que remitimos nuestros correos electrónicos para obtener información general de la feria, activar contraseñas y verificar los perfiles para emitir los permisos de entrada. Una de las actividades propuestas por este medio era hacer un tour por el recinto de los diferentes pabellones ¡de una hora de duración! Este dato nos acercaba al volumen excepcional de la Feria y a sus prolijidades: cuatro mil expositores y nueve mil periodistas acreditados son cifras que aportan datos concretos sobre la grandiosidad de este encuentro. A nuestros correos llegó un documento de veinticuatro páginas en formato pdf por el que se nos hacían llegar las charlas, debates, mesas redondas, conferencias, presentaciones y entrevistas a diferentes personalidades del mundo del libro. Desde este primer momento creí entrar en otra dimensión ferial. Escritores, publicistas, editores y agentes a pleno rendimiento y con una agenda preparada con un año de antelación. Los eventos preparados abarcaban debates desde actualidad política hasta creación literaria pasando por diálogos e innovaciones sobre medios de comunicación. El país invitado este año ha sido Italia, de modo que este país ha mostrado en una exposición estéticamente muy cuidada una parte de su cultura en forma de grabados de Piranesi y fotografías de algunos interiores de casas de Pompeya y Herculano, en cuyos frescos ya aparecieron en el siglo I a. C. imágenes de un scriptorium. Ha habido bastantes invitaciones de historiadores y escritores italianos que han aportado su granito de arena a la marea intelectual. Susana Tamaro, por ejemplo, habló durante el primer día de la Feria sobre “La belleza de las palabras” y “El viento va donde él quiere” en sendas conferencias. Se ha debatido sobre el papel que juegan las traducciones, sobre la labor artística e intelectual de los escritores después de la Segunda Guerra Mundial, sobre la realidad paralela entre literatura, política y negocios, sobre grandes novelas clásicas o sobre la libertad y la seguridad en el seno de las democracias occidentales. Los acontecimientos del pasado 7 de octubre en la zona del Próximo Oriente y los conflictos bélicos derivados del nacionalismo no se podían olvidar, como tampoco el fenómeno de masas en que se ha convertido Taylor Swift. En efecto, este es un foro al que no se viene a vender libros. La venta y el seguimiento de las firmas de los autores populares, sobre todo alemanes, quedarían para la apertura al público de la Feria durante el fin de semana.

En nuestro modesto expositor del pabellón 5.1, C-105, “Los Independientes” hemos tenido encuentros con escritores en lengua española, sobre todo, dado el carácter hispano de los componentes. Nuestros lugares de procedencia son Perú, México, Chile, Uruguay, Ecuador, Canadá, Argentina, España y Panamá. Sin embargo, debo reconocer que también hemos visto, no sin cierta sensación de lástima, autores solitarios que paseaban sus creaciones por los pasillos del recinto como iluminados por la fe en la hermandad, esperanzados ante quien no ha alcanzado reconocimiento alguno, ofreciendo sus libros a quien quisiera comprarlos.

La Feria de Frankfurt no es un evento pensado para vender libros, sino que forma parte de una práctica distinta. Desde mi punto de vista personal, acepto que ser escritor ya no tiene el halo romántico al que me había acomodado y debo resignarme al sometimiento a las redes sociales. Mi cuaderno de bitácora ha vuelto repleto de referencias, contactos y posibilidades para el futuro como algunas ideas para mi cuenta de Booktok. Si Goethe levantara la cabeza y viera lo que se ha formado en su querida ciudad de Frankfurt…

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